Consulta a un técnico: Si, después de seguir todos los pasos anteriores, aún experimenta problemas de velocidad o latencia, considere consultar a un técnico de red o un especialista en soporte técnico.
Pueden realizar análisis más profundos e identificar problemas que no son evidentes en pruebas simples.
Verificar la calidad del equipo: Un técnico puede ayudar a evaluar la calidad de su equipo, como enrutadores y cables, y recomendar reemplazos o actualizaciones si es necesario.
Negociar con el proveedor: Si su velocidad de Internet es constantemente más baja de lo prometido y no hay problemas técnicos identificables, comuníquese con su ISP para negociar un ajuste del plan o buscar soluciones alternativas.
Considere alternativas de proveedores: Si la calidad del servicio sigue siendo insatisfactoria y su ISP no proporciona una solución adecuada, puede considerar cambiar a un nuevo ISP que ofrezca mejor servicio y soporte.
Consulta el Plan Contratado: Confirma que la velocidad prometida por tu proveedor de servicios está acorde al plan contratado.
Los proveedores de Internet pueden ofrecer diferentes planes con variaciones en velocidad y rendimiento.
Supervisar el rendimiento: Realiza pruebas de velocidad en diferentes momentos para identificar si se producen desaceleraciones en momentos específicos.
Esto puede ayudar a determinar si hay problemas de congestión de la red.
Póngase en contacto con el proveedor: Si experimenta ralentizaciones constantes, comuníquese con el soporte técnico de su proveedor.
Infórmeles sobre los problemas que está experimentando y solicite verificar si hay cortes de red o mantenimiento programado.
Considere alternativas: Si el proveedor no resuelve el problema y la calidad del servicio no satisface sus necesidades, considere investigar y comparar otras opciones de proveedores de Internet en su área.
Evaluar la posición del enrutador: La distancia entre el dispositivo y el enrutador puede afectar significativamente la velocidad de su conexión Wi-Fi.
Coloque el enrutador en una ubicación central y elevada para maximizar la cobertura.
Reducir los obstáculos: Las paredes, muebles y otros obstáculos pueden bloquear la señal Wi-Fi. Intente minimizar la cantidad de obstáculos entre el enrutador y el dispositivo.
Utilice repetidores o extensores: Si la distancia es un problema importante, considere usar repetidores o extensores de señal para mejorar la cobertura y la calidad de la señal en áreas distantes.
Monitorear dispositivos conectados: Verifique cuántos dispositivos están conectados a su red y usando Internet al mismo tiempo.
Cada dispositivo consume una parte del ancho de banda disponible.
Priorizar el uso del ancho de banda: Si es posible, configure el enrutador para priorizar ciertos dispositivos o tipos de tráfico, como transmisión de video o videollamadas, para garantizar que tengan el ancho de banda adecuado.
Administrar dispositivos innecesarios: desconecte los dispositivos que no estén en uso para liberar ancho de banda y mejorar el rendimiento de Internet para los dispositivos activos.
Identificar fuentes de interferencia: Otros dispositivos electrónicos, como microondas, teléfonos inalámbricos y sistemas de seguridad, pueden causar interferencias en la señal Wi-Fi.
Identifique y minimice la proximidad de estos dispositivos al enrutador.
Elija la frecuencia adecuada: Muchos enrutadores ofrecen dos bandas de frecuencia: 2,4 GHz y 5 GHz.
La banda de 2,4 GHz tiene mayor alcance, pero es más susceptible a las interferencias, mientras que la banda de 5 GHz ofrece mayor velocidad y menos interferencias, pero con menos alcance.
Coloque el enrutador correctamente: Coloque el enrutador lejos de fuentes de interferencia y en una posición central para minimizar el impacto de las interferencias y optimizar la señal.